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El ronquido no afecta solo a quien lo escucha. También altera el sueño del roncador, tanto que puede ocasionar una tensión arterial más alta que los no roncadores.


Según datos estadísticos de la Sociedad Argentina de Otorrinolaringología, los trastornos respiratorios asociados al sueño (ronquido y síndrome de apnea obstructiva del sueño) afectan más a los hombres que a las mujeres (24 por ciento y 9 por ciento, respectivamente). Y alrededor del 45 por ciento de los adultos padecen de ronquido ocasional y, al menos, la cuarta parte son roncadores habituales. A partir de los 60 años, ronca el 60 por ciento de los varones y el 40 por ciento de las mujeres. A veces, el sobrepeso puede producir ronquido.

Qué es. Sus causas.

El sonido del ronquido se produce cuando existe una obstrucción al paso de aire a través de la parte posterior de la boca y nariz. En esta zona coinciden la lengua con el paladar blando y la campanilla. Cuando chocan las unas con las otras se produce una vibración durante la respiración, generándose el ruido típico del ronquido. En los adultos, el ronquido se debe, por lo general, a la caída del paladar blando (que está entre la boca y las fosas nasales) con elongación de la campanilla de la boca, y puede estar relacionada con alguna obstrucción en la nariz (por ejemplo, desviaciones del tabique nasal). También puede originarse, en menor medida, con cuestiones relacionadas con la lengua demasiado grande, o problemas de mandíbula (corta o pequeña). La complicación más importante es la apnea nocturna, que es la suspensión o paro de la respiración por obstrucción. Los episodios pueden durar diez segundos y ocurren más de siete veces en una hora. En estos casos; la persona puede experimentar de treinta a trescientos episodios de apnea durante la noche. Disminuye la concentración de oxigeno y el corazón tiene que bombear más fuerte la sangre para que circule más rápido, con el paso de los años produce aumento de la presión arterial y agrandamiento del corazón.

Clasificación de Chouard para evaluar la gravedad del trastorno:

  • Latente o ronquido simple: Cuando el único síntoma es la respiración ruidosa.
  • Menor: Cuando aparecen síntomas diurnos: cefaleas matinales, somnolencia, sueño irresistible, falta de concentración, etc.
  • Severa: Ya estamos frente a un síndrome de apnea del sueño (SAS), más trastornos diurnos y en algunos casos poliglobulia, es decir mayor producción de glóbulos e hipertensión arterial y pulmonar.
  • Grave, o Síndrome de Pickwick: Se observan los síntomas anteriores pero agravados y con reales síntomas cardíacos.

La apnea del sueño.

Para detectar a un potencial roncador con apnea basta escucharlo mientras duerme. Al característico ruido asociado a la aspiración dificultosa del aire, siguen unos instantes de silencio que son justamente aquellos en que la persona ha dejado de respirar. Estos lapsos pueden ir entre diez segundos y dos minutos, durante los cuales cae bruscamente la oxigenación del cerebro con consecuencias que pueden ser fatales. Cuando la persona deja de respirar, baja el nivel de oxígeno del organismo lo que desencadena una alarma cerebral y provoca lo que se llama un “microdespertar”. El individuo entonces despierta brevemente, lo que le permite volver a respirar. Sin embargo, lo que ha ocurrido es que se ha interrumpido el ciclo que permite alcanzar un sueño profundo, aquel que cumple la función de reparación o descanso. Cuando este fenómeno se repite incontables veces una noche es esperable que el individuo despierte al otro día absolutamente agotado. Algunos de los pacientes presentan sobrepeso, y tienen un IMC (índice de masa corporal) mayor a 25. Bajar de peso y observar medidas generales para evitar el ronquido pueden ser efectivas y son altamente recomendables (no puede faltar ya q es un impedimento quirúrgico)

Qué hacer

Como medidas generales:

  • Evitar la vida sedentaria y realizar ejercicios diarios.
  • No ingerir tranquilizantes ni antihistamínicos, antes de acostarse.
  • No son recomendables las grandes comidas antes de acostarse ni consumir bebidas alcohólicas.
  • Evitar ir a la cama muerto de cansancio.
  • Colocar la cama inclinada, levantando la cabecera y dormir, en la medida de lo posible de costado y no boca arriba.
  • Tratar que la persona con quien uno duerme se acueste antes.

Alternativas quirúrgicas

Las cirugías más frecuentes son:

Somnoplastia por radiofrecuencia:

Es el procedimiento más habitual en casos menos complicados. Utiliza la energía de la radio frecuencia para tratar los tejidos blandos del paladar y la campanilla, produce una retracción natural de los mismos al disminuir el tamaño y fortalece la zona responsable del ronquido. Este procedimiento reduce el volumen y aumenta la rigidez del paladar blando y de la campanilla, que –como dijimos- produce el ronquido. Los resultados clínicos recientes han mostrado que mejora la calidad de vida de estos pacientes y de sus acompañantes. Se utiliza anestesia local y, horas después, es posible volver a casa.


Uvulopalatofaringoplastia.

También utiliza la radiofrecuencia. Consiste en remodelar los tejidos blandos del paladar y campanilla, alejándolos de la lengua, logrando que no golpeen. De acuerdo al caso, el cirujano verá si es necesaria la extracción de las amígdalas. En la gran mayoría de los casos se aplica anestesia local.


Septorrinoplastia funcional.

Es la cirugía adecuada para corregir las deformidades internas y externas de la nariz, cuando el paciente que no respira de manera natural por la nariz, ronca.


Cirugía endoscópica nasal.

En casos de rinosinusitis, es decir, cuando se inflaman los tejidos mucosos de la nariz. También se realiza en caso de pólipos (son tejidos más densos que ocupan espacio dentro de la nariz y obstruyen).


Todas estas intervenciones son poco dolorosas, ambulatorias y de rápida recuperación. En casos de deformaciones, se realiza cirugía máxilo-facial con anestesia general.



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